Benidorm recuerda sus orígenes como pueblo de pescadores

El Museo Boca del Calvari pudimos disfrutar de la exposición ‘Almadrabas y sus capitanes’, que aglutinó una completa reconstrucción histórica de las almadrabas, su importancia socioeconómica y el papel que en la pesca del atún tenían los habitantes de la Marina Baixa, especialmente los hijos de Benidorm.

Los capitanes de almadraba, arráeces de Benidorm, eran solicitados por su pericia y conocimiento en este complejo arte de pesca y, siguiendo el rastro de los cardúmenes de atún, capitanearon la mayoría de las almadrabas situadas en el Mediterráneo, el Atlántico oriental, Marruecos y Túnez, teniendo también presencia en Argel y Sicilia. El dominio de los técnicos de Benidorm no deja de crecer y evidenciarse desde el siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XX. Los hijos de Benidorm no sólo ejercieron como capitanes o realizaron distintos oficios en la pesca de almadraba, también fueron destacados armadores, administradores y accionistas de las almadrabas. 

Durante generaciones las gentes de Benidorm llevaron la almadraba en sus venas. La aportación que el atún tuvo en la vida de decenas y decenas de marineros de Benidorm tiene un valor incalculable ya que esos benidormenses salían en barco a realizar su trabajo y veían mundo en un tiempo en el que era muy difícil verlo. Esas observaciones que hacían fuera del pequeño pueblo pesquero eran trasladadas luego a Benidorm, convirtiéndolo en lo que es hoy en día, un líder turístico mundial.

La exposición estuvo estructurada en apartados temáticos. La planta sótano sumergía al visitante en la vida secreta del atún rojo, un coloso del mar que surca las aguas cada temporada, recorriendo miles de kilómetros, desde el Atlántico norte al Mediterráneo, una y otra vez, durante toda su vida para desovar en el lugar donde nació.

A lo largo de la historia; fenicios, cartagineses, griegos y romanos han apreciado la fina carne del atún, rica en proteínas y apta para su salazón.

En la planta baja pudimos visualizar el particular microcosmos de la almadraba, una ciudad construida entre las olas con redes boyas, cables y anclas. El visitante realizaba un recorrido histórico, desde la antigüedad hasta nuestros días; desde la acuñación de monedas con el atún como símbolo, a las famosas salsas garum que sedujeron a los paladares romanos.

la almadraba, una ciudad construida entre las olas con redes boyas, cables y anclas.

En la planta primera se desvelaba como fueron los técnicos de Benidorm los que dirigieron la mayoría de las almadrabas, llegando a establecerse en el municipio auténticas sagas de capitanes.  Pero los mandos no viajaban solos, les acompañaban un buen número de experimentados hombres de mar de la zona. Ya en 1795, las ocho almadrabas caladas de Tortosa a Cartagena estaban a cargo de capitanes de Benidorm y contaban con 150 matriculados de esta localidad.

Eran los capitanes y marinos de Benidorm los que dirigían la mayoría de las almadrabas alicantinas.

En la segunda planta se incluyeron imágenes de un reportaje realizado por el fotógrafo Jaume Fuster en un trabajo guiado por el capitán Jacinto Vaello.

Benidorm repasa su historia y echa la vista atrás para recordar aquel pequeño pueblo de pescadores y todo lo que la pesca del atún y la técnica del almadraba han hecho por la Marina Baixa.

Aunque las almadrabas alicantinas pertenezcan ya al pasado, Benidorm quiso rendir este pequeño homenaje en forma de exposición gracias a las aportaciones de la periodista Ángeles Ruiz, autora de la publicación ‘De atún, almadrabas y sus capitanes’, quien ha realizó una extensa investigación sobre las almadrabas y un trabajo de campo consistente en entrevistas y localización de documentos escritos y gráficos.

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